domingo, 29 de junio de 2014

CASAS DE CARTÓN PARA LOS OLVIDADOS POR LA CLASE POLÍTICA...

QUE LEJOS, PASA LA ESPERANZA, EN LAS CASAS DE CARTON...
GABRIEL MACIAS BECERRIL
columnista invitado 

El título de esta nota, es el fragmento de una canción popular. Casas de cartón.
 La canta el Buki Marco Antonio Sois.
 Conmueve con su significado, si uno lo compara con la triste realidad de éste país. 
Casas de cartón para ejemplificar la miseria habitacional de la gente que no está implicada con la clase gobernante y está, por lo tanto desprotegida.
 Gente que pertenece a los millones de olvidados en su miseria y en su desamparo, los que no tienen cabida en la cotidiana búsqueda de los bene ficios monetarios de quienes manejan a su arbitrio la economía de la República Mexicana.
 Aquí hay dos clases de mexicanos: los que forman parte de la extensa red de complicidades de la clase gobernante y el resto, la masa, la mayoría, los explotados, los dominados, los sojuzgados, aunque suene a ficción.
Antes, la clase gobernante era el PRI, que tenía aunque tibiamente, sus contrapesos en algunos sectores sociales como el empresariado y algunas organizaciones de izquierda.
 Después de doce años de gobierno del PAN, las élites que manejan los intereses socioeconómicos de este país, aprendieron a manejarse más eficientemente.  
Ahora la clase gobernante no está separada por partidos y han aprendido la lección.
 Ahora, a México lo gobierna un grupo empresarial que maneja a su antojo a los principales partidos políticos, a los medios de comunicación más influyentes, a todas las cámaras empresariales y a los principales sindicatos.
 Los tres poderes que constitucionalemente integran el Estado, las vertientes para acceder al poder que son los partidos políticos, el poder de transmitir la información y las organizaciones en las que necesariamente deben incurrir quienes tienen alguna actividad productiva, llámense empleados o patrones, o sea, cámaras empresariales o sindicatos, están controla dos por quienes detentan el interés económico de México.
 Cuidadosamente coordinados con el país vecino del norte. 
Control total. ¿Qué tenemos los mexicanos ? Todos,.
TODOS los servicios de comunicación, llamense medios impresos, electrónicos, de transpor tación terrestre, marítima y aérea, sólo pueden ejercerse por concesiones que otorga el Estado. 
Todos los servicios de abastecimiento comercial están monopolizados por las grandes cadenas comerciales que avasallan con su poderío los pobres intentos de los pequeños comerciantes.
 La industria de la vivienda es de mexicanos, pero está financiada por SOFOLES, no bancos, que son intermediarios financieros que manejan fondos extranjeros que obedecen a intereses ajenos al país y fluctúan arbitrariamente en contra de una buena planeación.
 México no tiene una banca comprometida con el país.
 Todos los bancos importantes no son de mexicanos y les importa un rábano México. Dan crédito al consumo, caro como las tarjetas de crédito y  niegan el crédito a la inversión para la productividad de las empresas, porque nadie los regula adecuadamente, aunque el señor Videgaray diga lo contrario.
El campo está olvidado porque resulta más barato comprar alimentos en el extranjero, aunque ello implique dejar sin trabajo a millones de campesinos.
 La política fiscal es injusta porque se cobra más al pequeño empresario y se favorece cínicamente a los grandes consorcios económicos.
 No se agrega valor a la economía nacional y se fomentan, en cambio, los escenarios que favorecen a los grandes especuladores internacionales, y en esto van incluídas las famosas reformas energética  y financiera. 
La presión generada por la inconformidad social ha encontrado en la puerta falsa de la delincuencia, un medio de desahogo que ha librado al Estado mexicano de una grave crisis que pudiera haber sido una revuelta social tendiente a una guerra civil.
El problema radica en el hecho de que a este país lo dominan, controlan y gobiernan un conjunto de obesos, opulentos, cínicos e insensibles que no entienden que está a punto de estallarles en la cara el pestilente resultado de sus abominaciones de las últimas décadas, por que son un grupo de perso nas e intereses que están vinculados por la corrupción y sólo por la corrupción, después de lo cual es evidente que carecen de toda ética y principios que los puedan legitimar como conductores del destino de este país. 
Somos un país al filo de la historia, porque es un país cuya sociedad no aguanta más y está gobernado por ciegos, sordos e ignorantes ambiciosos que no han sabido medir las consecuencias de todos sus escandalosos despropósitos.

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